sábado, 24 de abril de 2010

El juego

1. El juego en la educación de niños y niñas en edad escolar


Es necesario admitir que la comprensión del juego como método y

recurso didáctico, como medio y fin en sí mismo, se constituye como el resultado

de establecer una hipótesis -que se evidencia en la práctica- sobre el

comportamiento de niños y niñas en sus primeros años de edad escolar.

Para admitir esto, no solamente en su sentido más superficial, sino sobre

todo en el ámbito de toda propuesta que desde la ciencia pedagógica puede

ofrecerse al ámbito educativo, es necesario acudir, además, al estudio del

significado del juego, su definición y características, de los supuestos lúdicos que

aparecen en el comportamiento infantil y reconceptualizando todo lo lúdico,

ampliar el estudio del juego en torno a sus antecedentes y su explicación

histórica.

2

Reduciendo al máximo estas pretensiones, necesarias para tales

propósitos y sin perder el sentido y el significado del juego como método

didáctico y, en ello, como recurso y estrategia para la atención a la diversidad,

nos proponemos a continuación recoger las características fundamentales del

juego infantil (muchas de ellas válidas para referirnos también al juego de niños

y niñas en la Educación Primaria), de manera que tengamos mejores

argumentos para comprender la utilidad de éstos juegos en el caso de una

atención educativa a la diversidad.

Así, si nos adentramos en las características del juego infantil, en un

intento de dar una visión descriptiva e integradora (analizando concordancias y

divergencias) que nos facilite una aproximación a la categorización del juego,

tenemos las siguientes particularidades (Moyles, 1990; Zabalza Beraza, 1996;

Urdiales Escudero y otros, 1998; Bautista Vallejo, 2002):

· El juego es una actividad placentera, fuente de gozo. La

actividad lúdica procura placer, es una actividad divertida que

generalmente suscita excitación, hace aparecer signos de

alegría y siempre es elevada positivamente por quien la realiza.

· El juego es una actividad espontánea, voluntaria y libremente

elegida. El juego no admite imposiciones externas, el niño debe

sentirse libre para actuar como quiera, libre para elegir el

personaje a representar, los medios con los que realizarlo. Pero

pese a que el juego es el reino de la libertad y de la

arbitrariedad presenta una paradoja: el hecho de comportar al

niño restricciones internas porque se ha de ajustar a las pautas

de acción del personaje y cuando el juego es grupal, acatar las

reglas de juego. Estas características de la propia dinámica del

juego son las que se utilizan en muchas ocasiones para la

creación de determinados hábitos sociales que permiten a las

personas vivir en comunidad, en donde reglas, normas, libertad,

autonomía y responsabilidad se conjugan como fórmulas para

la creación de espacios de convivencia.

· El juego es una finalidad sin fin, aunque estamos seguros de que

con lo afirmado anteriormente se entiende cómo hay que

matizar tal expresión. El juego es una realización que tiende a

realizarse a sí misma, no tiene metas o finalidades extrínsecas, sus

motivaciones son intrínsecas, y por ello se centran en el

utilitarismo o se convierte en un medio para conseguir un fin,

pierde la atracción y el carácter de juego. El niño se mete en el

juego sin una excesiva preocupación por el resultado de la

actividad, no teme al fracaso porque la actividad no se

organiza para conseguir un resultado concreto. Es más una

actividad de disfrute, que un esfuerzo destinado a un fin. De

ninguna manera, no obstante, hay que relegar aquí la actividad

como disfrute al sentido de lo superfluo, es decir, disfrutar no es

3

equiparable aquí en el ámbito de lo lúdico a un malgaste del

tiempo, ni de las energías, etc.

· Es oposición con la función de lo real. Porque con el juego el

niño se libera de posiciones que la función de lo real le exige,

para actuar y funcionar con sus propias normas y reglas que a sí

mismo se impone y que de buena gana acepta y cumple.

· Es una acción e implica participación activa. Jugar es hacer y

siempre implica participación activa. Por ello mismo, en el juego

cuando niños y niñas hacen, «son». Es decir, ante la afirmación

de «ser antes que hacer», niños y niñas cuando juegan y

disfrutan, están contribuyendo de una manera esencial a la

satisfacción de su ser integral.

· Lo constitutivo del juego es el carácter de ficción. Hacer el

«como si», observación puesta de manifiesto por Freud, es un

argumento bastante aceptado. Lo que caracteriza al juego es

el hacer «como si» y tener conciencia de ficción. Esta expresión

es especialmente significativa en el desarrollo de juegos con

niños pequeños, de manera que el universo de ficción llega a

representar una constante en el volumen de sus conductas

lúdicas. Por ello, cualquier actividad puede ser convertida en

juego y cuanto más pequeño es el niño, mayor será su

tendencia a convertir cada actividad en juego. Lo que

caracteriza al juego no es la actividad en sí misma, sino la

actitud del sujeto frente a esa actividad.

· El juego guarda conexiones sistemáticas con lo que no es juego.

Se refiere a la vinculación del juego con el desarrollo humano en

general (creatividad, solución de problemas, desarrollo del

lenguaje o papeles sociales, etc.). El juego tiene lugar en la vida

de los seres humanos y, por tanto, es una actividad que desde

un punto de vista holístico está impregnada y conectada con la

persona entera, creando un vínculo, por ello mismo, con todas

las otras actividades que la propia persona hace realidad. El

juego, así, aparece conectado con todo lo previo y con todo lo

posterior a la actividad personal.

· El deseo de ser mayor como motor del juego. El deseo

subyacente a toda actividad lúdica es el deseo de ser mayor,

de hacerse grande, de ser adulto y tener capacidades,

funciones y privilegios del adulto que el niño desearía tener.

· El juego es autoexpresión, descubrimiento del mundo exterior y

de sí mismo. En el juego el niño expresa su personalidad integral,

pero no sólo es una oportunidad de autoexpresión para él,

también es una actividad significativa de las posibilidades de

4

descubrimiento, de exploración y experimentación con las

sensaciones, con los movimientos, con las relaciones, a través de

las cuales el niño descubre y se descubre a sí mismo. Es, además,

un proceso de descubrimiento de la realidad exterior, a través

del cual va formando y reestructurando progresivamente sus

conceptos sobre el mundo.

2. Principios de la actividad lúdica

El valor didáctico del juego está dado por el hecho de que en el mismo se

combinan aspectos propios de la organización eficiente de la enseñanza:

participación, dinamismo, entrenamiento, interpretación de papeles, colectividad,

modelación, retroalimentación, carácter problémico, obtención de resultados

completos, iniciativa, carácter sistémico y competencia. Algunos de los principios

de la actividad lúdica, a través de los cuales estemos en mejores

condiciones de comprender el por qué de la atención a la diversidad a través

de juegos y juguetes, son:

a) La participación es el principio básico, que expresa la

manifestación activa de las fuerzas físicas e intelectuales del

jugador. La participación, además, es un elemento clave en la

atención educativa a la diversidad, en el sentido de que sin ella

considerada sin reservas no podemos hablar de verdad de educar

en la diversidad.

b) El dinamismo expresa el significado y la influencia del factor tiempo

en la actividad lúdica del niño. El juego es interacción activa en la

dinámica de los acontecimientos. A ello se suma que todo juego

tiene principio y fin y que, por consiguiente, el factor tiempo tiene

en éste el mismo significado primordial que en la vida, lógica que

demanda de profesores su uso como componente organizativo en

la trama didáctica.

c) El entrenamiento. Refleja las manifestaciones amenas e interesantes

que presenta la actividad lúdica, las cuales ejercen un fuerte

efecto emocional en el niño y puede ser uno de los motivos

fundamentales que propicien su participación en el juego. El valor

didáctico de este principio consiste en que el entretenimiento

refuerza considerablemente el interés y la actividad cognoscitivos.

No debe admitir el aburrimiento ni las impresiones habituales. La

novedad y la sorpresa son inherentes al juego, lo que no está reñido

con un ensayo o ejercicio continuado para dominar determinadas

rutinas lúdicas, las cuales están a la base de conductas mucho más

complejas.

5

d) La interpretación de papeles. Está basada en la modelación lúdica

de la actividad humana y refleja los fenómenos de la imitación. La

modelación lúdica es el modo de representarse en otra persona,

animal o cosa; el método de reproducir una actividad que se

asume.

e) La retroalimentación, la cual en su materialización para ajustar el

proceso de enseñanza supone:

- La obtención de información.

- Su registro, procesamiento y almacenamiento.

- La elaboración de efectos correctores.

- Su realización.

f) Carácter problémico. En el juego didáctico niños y niñas expresan

las irregularidades lógico-psicológicas del pensamiento y del

aprendizaje. Si éstos se enfrentan a una meta difícil y existen ciertas

motivaciones para alcanzarla, en el trayecto aparecen por lo

regular problemas que dan lugar a situaciones problémicas.

g) La obtención de resultados concretos. Refleja la toma de

conciencia del balance de los actos lúdicos como actividad

material completa, los resultados del juego figuran como saldo de

la actividad teórica desplegada.

h) La competencia. Sin competencia no hay juego y ésta incita a la

actividad independiente, dinámica y moviliza todo el potencial

físico-intelectual. En niveles iniciales, cuando la competencia es

menor el cansancio en el juego es mayor y, como consecuencia

de ello, se da el abandono.

i) La iniciativa y el carácter sistémico. Al ser una actividad

independiente.

En definitiva y según Ortega (1990), la riqueza de estrategias que permite

desarrollar hace del juego una excelente ocasión de aprendizaje y de

comunicación, entendiéndose como aprendizaje un cambio significativo y

estable que se realiza a través de la experiencia. Es lógico pensar que dadas

estas posibilidades estemos ante un método didáctico y una estrategia que

permite una más adecuada educación en la diversidad (Bautista Vallejo y Moya

Maya, 2001).

3. Juego didáctico y atención a la diversidad

Cualquier estrategia didáctica integrada en un modelo educativo que

pretenda atender a la diversidad tendrá que reunir una serie de condiciones

regidas por los criterios de flexibilidad y diversidad, lejos, por tanto, de las

6

concepciones homogeneizadoras en las que todos los alumnos hacen lo mismo,

al mismo tiempo y de idéntica forma.

En el currículo oficial, en el contexto de en los niveles iniciales, no aparece

prescrito un método, sino que se han señalado una serie de principios a los que

debe ajustarse toda opción metodológica en el marco de un diseño y desarrollo

curricular regido por los principios de apertura y flexibilidad, y en este sentido

será el profesorado quien tome la decisión de articular determinadas estrategias

y técnicas para su caso particular (Bautista Vallejo, 2001). En el ámbito

semántico del currículum, la responsabilidad última de la aplicación del

currículum la tienen los profesores y el claustro del centro. La opción propuesta

por parte de la Administración de currícula abiertos deja a los docentes más

autonomía, pero también les confiere mayor responsabilidad, según decía el

Proyecto para Reforma de la Enseñanza (1987).

Las estrategias de enseñanza y aprendizaje deben de favorecer la

participación activa de los alumnos. El acento no se debe poner en el

aprendizaje memorístico de hechos o conceptos, sino en la creación de un

entorno que estimule a alumnos y alumnas a construir su propio conocimiento y

elaborar su propio sentido (Bruner y Haste, 1990) y dentro del cual el profesorado

pueda conducir al alumno progresivamente hacia niveles superiores de

independencia, autonomía y capacidad para aprender, en un contexto de

colaboración y sentido comunitario que debe respaldar y acentuar siempre

todas las adquisiciones.

Las estrategias deben contribuir a motivar a los niños y niñas para que

sientan la necesidad de aprender y es en este marco en donde debe

entenderse la importancia del proceso sobre la del producto en la actividad

escolar. En este sentido debe servir para despertar por sí misma la curiosidad y el

interés de los alumnos, pero a la vez hay que evitar que sea una ocasión para

que el alumno con dificultades se sienta rechazado, comparado indebidamente

con otros o herido en su autoestima personal, cosa que suele ocurrir

frecuentemente cuando o bien carecemos de estrategias adecuadas o bien no

reflexionamos adecuadamente sobre el impacto de todas nuestras acciones

formativas en el aula (Correa, Guzmán y Tirado, 2000).

Asimismo, el método deberá contribuir para promover en el mayor grado

posible la comunicación entre profesores y alumnos, y alumnos entre sí. Las

opciones metodológicas unidireccionales, en las que el profesor «habla» y los

alumnos únicamente «escuchan», resultan notablemente insuficientes. Hay que

favorecer opciones y organizaciones escolares en las que el profesor pueda

transmitir información, pero que también permitan la atención individualizada y

el trabajo en pequeños equipos. Sobre todo resulta fundamental que los

alumnos puedan relacionarse entre sí y trabajar cooperativamente,

ayudándose, tutorizándose o buscando colectivamente la resolución a tareas

escolares, en un marco de trabajo en donde, repetimos, goza de esencial

importancia el proceso que siguen alumnos y alumnas para el logro de cada

conducta.

7

Es importante, que la elección de la estrategia se haga bajo criterios

realistas y de forma equilibrada, en el sentido de que sea positiva no sólo para

los alumnos que en un momento u otro experimentan dificultades para

aprender, sino para la globalidad del grupo-clase. Se habla de realismo en el

sentido de elegir alternativas que estén al alcance de los recursos del propio

centro educativo, así como de los propios conocimientos y habilidades para

desarrollar tales metodologías con garantía de éxito. Nuestros alumnos y

alumnas no pueden esperar y desesperar ante planteamientos utópicos por

irreales que llevan a la rutina irreflexiva sin remedio.

Es en el núcleo de este argumento en donde el juego desempeña un

papel fundamental. Tanto si se refiere a juegos ya construidos y adquiridos

externamente al propio centro, como los relativos al juego elaborado,

construido o adoptado por los propios alumnos, las ventajas del «argumento

lúdico» para el tratamiento de la diversidad sobresalen por varias razones:

· Posibilidades de la globalización como consecuencia de la

adopción de juegos que la hacen realidad. Cuando se habla de

enfoque globalizador no sólo se plantea una forma de entender la

organización de los contenidos, sino también una manera de

concebir la enseñanza, en la cual, al igual que en los métodos

globalizados, el protagonista es el alumno y las disciplinas son uno

de los medios que tenemos para favorecer su desarrollo personal.

Determinados planteamientos didácticos permiten favorecer

desde el ámbito de lo lúdico la globalización, actúan como

mediadores en intervenciones en donde la perspectiva global

adquiere relevancia; en ésta no se olvidan ninguna de las

capacidades que debe atender la educación, en un uso de las

disciplinas que va más allá de los límites estrechos del

conocimiento enciclopédico para convertirse en su uso en

verdaderos instrumentos de análisis, comprensión y participación

social. Una definición amplia del juego admite la posibilidad de

que determinados juegos estén a la base del uso instrumental de

los mismos en la aspiración globalizadora.

· Variedad de usos de la mayoría de los juegos con sólo aplicar una

dosis de creatividad y transferencia. Juegos y juguetes responden

a criterios de uso ilimitado en el ámbito de la actividad lúdica

cuando sus protagonistas (maestros y alumnos) se sitúan en un

contexto de la máxima creatividad. Esta situación es

fundamentalmente generada por la capacidad del maestro de

diseñar prácticas de enseñanza que responden a los criterios de

conocimiento (de la conducta lúdica de los alumnos) y

creatividad (como criterio de aplicación de juegos y juguetes).

· «Neutralidad» con la que el juguete y el juego se presenta a los

niños y niñas con dificultades para aprender y posibilidades de

mediación para el aprendizaje que éstos juegos y juguetes tienen

8

con estos niños y niñas con el adecuado trabajo de facilitación del

docente. No cabe duda de que la existencia de la neutralidad no

existe en ninguna de las actividades humanas, ni en sus acciones ni

en sus producciones, que son humanas y, por tanto, regidas por

intereses, criterios, etc., pero puede resultar clave contemplar al

juego como método e instrumento que con profesores vistos como

orientadores, mediadores o facilitadores y bajo límites muy flexibles

en el ámbito escolar, conduce a asegurar al niño un ambiente

estable y ofrecerle la seguridad y la información que el niño

necesita para continuar el juego.

Referencias bibliográficas

ARRANZ BELTRÁN, E. (1988): El juego escolar. Madrid, Escuela Española.

BAUTISTA VALLEJO, J.M. (2001): Formación del profesorado y escuela abierta. Sevilla,

Padilla.

BAUTISTA VALLEJO, J.M. (2001): «Criterios didácticos en el diseño de materiales y juegos

en Educación Infantil y Primaria», en @gora digit@l, 2, (http://www2.uhu.es/agora/).

BAUTISTA VALLEJO, J.M. (Coord.) (2002): El juego como método didáctico.

Propuestas didácticas y organizativas. Granada, Adhara.

BAUTISTA VALLEJO, J.M. y MOYA MAYA, A. (2001): Estrategias didácticas para dar

respuesta a la diversidad: adaptaciones curriculares individualizadas. Sevilla, Padilla.

BRUEL, A.; BERZI, A. y BONZOM, Ch. (1994): Juegos motores con niños y niñas de 2 y 3

años. Madrid, Narcea.

BRUNER, J.S. y HASTE, H. (1990): La elaboración del sentido. La construcción del

mundo por el niño. Barcelona: Paidós.

CARRASCO, M.J., CORREA, R.I. y GUZMÁN, M.D. (2001): «Claves didácticas y

organizativas para la integración de las nuevas tecnologías en los contextos

educativos», en Comunicación y Pedagogía, 174; 23-28.

CORREA, R.I., GUZMÁN, Mª.D. y TIRADO, R. (2000): La escuela del siglo XXI y otras

revoluciones pendientes. Huelva, Hergué Editores.

ELKONIN, D.B. (1980): Psicología del juego. Madrid, Pablo del Río.

FUSELLAS, A.J. (1983): «El juego, los juguetes y los más pequeños», en Cuadernos de

Pedagogía, 99.

GARAIGORDÓBIL LANDAZÁBAL, M. (1995): Psicología para el desarrollo de la

cooperación y de la creatividad. Bilbao, Descleé de Brouwer.

GARVEY, C. (1985): El juego infantil. Madrid, Morata.

GORRIS, J.M. (1976): El juguete y el juego. Valencia, Avance.

9

Grupo de Adarra Bizkaia Oskus (1984): En busca del juego perdido. Bilbao,

Cuaderno de Adarra.

LINAZA, J.L. (1991): Jugar y aprender. Documentos para la reforma. Barcelona,

Alhambra Longman.

MEC (1987): Proyecto para la reforma de la enseñanza. Educación Infantil, primaria,

secundaria y profesional. Propuesta para debate. Madrid, M.E.C.

MOYLES, J.M. (1990): El juego en la educación infantil y primaria. Madrid, Morata-

MEC.

ORTEGA, R. (1990): Jugar y aprender. Sevilla, Diada.

PUGMIRE-STOY, M.C. (1996): El juego espontáneo . Madrid, Narcea.

TRIGO, E. (1995): Juegos motores y creatividad. Barcelona, Paidotribo.

URDIALES ESCUDERO, M.A. y otros (1998): Guía lúdica para el currículo de educación

primaria. Madrid, Escuela Española.

VIAL, J. (1988): Juegos y educación. Las ludotecas. Madrid, Akal.

WINNICOTT, D.W. (1979): Realidad y Juego. Barcelona, Gedisa.

ZABALZA BERAZA, M.A. (1987): Diseño y desarrollo curricular. Madrid, Narcea.

ZABALZA BERAZA, M.A. (1996): Didáctica de la educación infantil. Madrid, Narcea.

EL JUEGO COMO ESTRATEGIA




El juego como estrategia de enseñanza




"...El hombre sólo es verdaderamente humano cuando juega...“Schiller




INTRUDUCCION






Jugar es participar de una situación interpersonal en la que están presentes la emoción, la expresión, la comunicación, el movimiento y la actividad inteligente. Por lo que el juego pasa a ser un instrumento esencial en el desarrollo y potenciación de las diferentes capacidades infantiles, que es el objeto último de la intervención educativa.




ANTECEDENTES





El juego aparece en la historia del ser humano desde las más remotas épocas, desde los albores de la humanidad. En excavaciones de periodos muy primarios se han encontrado indicios de juguetes simples. En pinturas, vemos niños/niñas en actividades lúdicas, lo que nos lleva a definir el juego como actividad esencial del ser humano como ejercicio de aprendizaje, como ensayo y perfeccionamiento de actividades posteriores.



El juego no es una actividad privativa de los niños/niñas ya que, en todas las etapas del ser humano, éste desarrolla actividades lúdicas con diversos objetivos y con sus propias especificidades, lo que ayuda al fortalecimiento de su desarrollo integral.




DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES INFANTILES



}El/la docente deben partir del convencimiento del valor educativo del juego en el desarrollo integral infantil, lo que lo llevará a PENSAR y planificar una cantidad de elementos que faciliten una actividad lúdica.
}El componente lúdico favorece el desarrollo de las capacidades y el equilibrio personal, potencia actitudes y valores, como el respeto por el derecho propio y de los demás, aprendiendo a pactar, a llegar a consensos, a saber esperar, a discutir en vez de pelear.
}Las capacidades motrices se desarrollarán en un sin número de actividades y momentos de juego. Las actividades motrices de mayor precisión se podrán trabajar en el aula, manteniendo su carácter lúdico.


Las capacidades cognoscitivas y de lenguaje se estimularán en cualquier momento en que el niño/niña experimente, observe y solucione problemas utilizando el lenguaje como medio de comunicación, u otros como el lenguaje gestual o gráfico.




EL PLACER DE JUGAR

A partir del nacimiento los seres humanos somos fuente inagotable de actividad: mirar, tocar, manipular, experimentar, inventar, expresar, descubrir, comunicar, imaginar son actividades de juego que producen placer y alegría al niño y a la niña
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

}Material Didáctico: "Los métodos de enseñanza". MS. Esperanza Haciet Salinas. Material mimeografiado. FCM "Dr. Zoilo E. Marinello Vidaurreta". Las Tunas, 1998. (FCM)
}La creatividad y sus implicaciones. ¿Por qué, para qué y cómo alcanzar la calidad?. Julián Betancourt Morejón. Felipe Chibás Ortiz. Lourdes Sainz Leyva. Omar Trujillo Gras. Editorial ACADEMIA. La Habana, 1997.(FCM)
}Pedagogía `97. Curso 57. Si, jugando también se aprende. Lic. Ricardo R. Oropesa Fernández. Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC). La Habana.(ISP)
}Apoyo a la tarea docente No. 1. Ludoteca escolar. CONALTE. México, 1997. (ISP)